Una mirada de muerte

 

 

Me degüella la mirada

con hambre en los ojos.

 

Vuela el ave en el trapecio,

color ceniza lleva la sangre,

con el pecho herido de muerte.

 

Recorro mi cuerpo

con pensamientos en el río.

 

Presa soy de esta mirada atenta,

de ojos brillantes.

 

Lleva el ave ,traje puesto

que desnuda el aire.

 

Infatigable viajero que emprende el viaje,

sin temor, ni miedo alguno,

sin dudas en la mente,

con delirios de grandeza,

acechando el momento

de la captura inevitable.

 

Imanes son los ojos,

soles descubiertos,

alma errante

de un espíritu incansable.

Tu vía son las montañas,

hogar y refugio

esperanza y cobijo,

que alzan sus cumbres,

sonriendo con muecas

y extrañas guaridas.

 

Vuela el lobo convertido,

vestido de negro,

y yo de blanco,

asediado, desprotegido,

ante el espectro de esta mirada atenta.

 

Siento tus meteoros lanzados desde el aire,

mientras yo contemplo la tierra,

perdido, sin poder escapar,

prisionero de tu sombra.

 

Ya no se si eres luz en tinieblas o tinieblas en la luz.

 

Veo sangre en el pico,

ataúd en tus alas

y hambre en tu boca.

 

¡Qué suplicio, horror en el gozo!


Max Volckaert ha creado este poema "una mirada de muerte" inspirado en la fantástica mirada de este macho de aguilucho cenizo